domingo, 22 de junio de 2008

Sueños en un viaje


Ok, es momento de escribir. Ya voy por las 7 horas arriba de este bus y mi cabeza está a punto de estallar por las ideas que tiene encerradas. Afuera es de noche pero es temprano. Es 21 de Junio, el día más corto del año, el día en el que el invierno comienza completamente. Estaba viendo una película en el bus, pero paramos en Los Ángeles y apagaron la TV explicando que existían "problemas de energía", lo cual fue suficiente para mí. El asunto es que yo quería seguir viendo la película, mientras ésta iba tocando (?) mi visión de la realidad. En un momento bajé del bus a comprar algo para comer mientras la película seguía corriendo, y las personas que me vendieron el completo con la bebida que pedí tuvieron que haberme visto con una cara muy rara: yo estaba ido del mundo, sumido en una especie de sueño despierto, donde sabía que la realidad estaba allí, pero la veía desde afuera.

Soñar, soñar. La lata de bebida reflejó una luz naranja de un poste y yo pienso que era mi celular y que alguien me llamaba; "no puede ser" me digo, porque mi celular está en mi bolsillo y no hay forma de que yo vea sus luces ahora.

Soñar, soñar. Desde chico he tenido una pesadilla en la que me veo como un punto que carga un paquete, que parece un bebé, en un lugar completamente blanco; todo bien hasta que ese lugar blanco, sin cambiar su color, toma forma y las paredes comienzan a acercárseme mientras trato de correr con todas mis fuerzas y no avanzo, como si existiera un viento impresionantemente fuerte que me impide dar un paso hacia adelante.

Soñar... ¡pero estoy despierto! estoy casi convencido de que estoy viviendo una realidad, de que hay algo afuera, y que mis sentidos me dicen algo acerca de aquella realidad; el único asunto es que, por unos instantes, siento que no pertenezco al "mundo real". Por un instante mis pies no se sienten igual que siempre, y mi cabeza está a punto de estallar.

¿De dónde salieron estos pensamientos? Estoy arriba de un bus, y nadie ha fumado algo extraño cerca mío durante todo el día.

Quizás sólo sea una proyección de mi parte lúdica, mi parte de niño que tanto me gusta. La "realidad" tiene otro color mientras escribo esto, y casi todo parece posible. Las ataduras ya no están.

Sigo soñando, con los ojos abiertos y nada extraño en mi organismo. Sigo vivo, más vivo que nunca.

pd/Naturalmente, cuando leo esto no logro rescatar todas las sensaciones que aún mantengo. Quizás por eso no soy un buen escritor, jaja.

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