miércoles, 26 de noviembre de 2008

Echar de Menos


"Echar de menos", simples tres palabras, y que nos dicen mucho más de lo que, a veces, nos gustaría. Cuando chico nunca las entendí: les decía a mis tías que las iba a echar de menos cuando volvía al sur, sin tener la menor idea de qué significaba echar de menos. De hecho, la misma frase me parecía una tontera, ¿echar de menos? ¿cómo es eso? ¿despreciar poco a alguien? jaja.

Ya varios años más tarde me enteré de qué es esa cosa. Echar de menos. Extrañar. Estar un tanto atado a algún momento, a alguna persona, a algún lugar. Porque de eso se trata al final, ¿no? Echas de menos y, en ese instante, quieres eso que extrañaste de vuelta en tu vida. Te ves en tu propio espejo y la visión aparece: hermosa, idealizada, sin nada malo. Y está bien, no hay nada que hacer al respecto, la sensación aparece y se te queda algún rato. ¿Y después? ¿se puede hacer algo?

Porque a veces podemos tratar de volver atrás, ¿no? Abrazar la idea, tomar la visión, y lanzarse a recuperarla. Hundirnos en nuestros recuerdos seleccionando los que más nos gusten para así poder armar la realidad más bonita que podamos para poder seguir viviendo en una ilusión de ésta y estar felices. Es un bonito pensamiento, pero en mis apenas 23 y algo años de vida (podría ser más específico, pero para qué :D ) me he dado cuenta que eso no resulta si es que quieres seguir hacia adelante. Así, echar de menos muchas veces sólo se convierte en una sensación que te acompaña, sobre todo si se echa de menos algo que te lleva mucho tiempo atrás. Los procesos son irreversibles, la entropía siempre aumenta, y en mi vida eso se ha ido cumpliendo bastante bien. Lo que quedó atrás allá quedó, y es parte de los recuerdos que nos acompañan, y que de repente saltan a la vista como para decirte, de alguna forma, "¡hey! ¡no me olvides!".

Esos recuerdos nos atan a nuestro pasado, y la verdad es que yo no puedo entenderme ahora mismo como soy sin poder verme uno, o dos años atrás. Tengo mis ataduras, como toda la gente que conozco, pero varias las he roto y he podido avanzar, no se hacia donde, pero he podido avanzar, y se ha sentido bien hacerlo. Y esa es la sensación que me queda al final del día: que he avanzado en alguna dirección.

Y es esa la sensación que me ayuda a levantarme al día siguiente. Contra algunas ataduras podré hacer poco o nada, ya que son muy profundas, pero con montones (realmente montones) de ellas he podido hacer algo. No se bien qué ha sido, pero algo ha pasado que ya (casi) no están. De repente eso me hace un poco desapegado hoy en día, un poco despreocupado incluso, pero es el momento que estoy viviendo. Y me gusta. Mucho.

No hay comentarios: