viernes, 28 de marzo de 2008

Incomunicación


Cada cierto tiempo me entero de noticias que no me son para nada placenteras. Suelen tener relación con que alguno de mis amigos(as), de los que de verdad quiero y aprecio, la está pasando mal por alguna razón. Pueden ser problemas sentimentales, económicos, vocacionales, etc. pero la mayoría de las veces ocurre que esas noticias me son desgraciadamente sorpresivas. Me comienzo a preguntar cómo fue que las cosas terminaron así, cómo fue que yo nunca me enteré de todos los problemas (que muchas veces llevan largo tiempo preparándose), o cómo fue que nunca le tomé el peso a lo que algunas palabras decían. Siempre termino pensando en lo mismo, y veo que la incomunicación es una cosa que, desgraciadamente, ha estado muy presente en mi vida.

Durante mucho tiempo he sido muy dejado para las cosas, y muchos alejamientos han sido muy naturales, un poco bajo la filosofía de "si van a estar allí pasado mañana, don't worry". Y resulta que muchas veces eso es cierto, pero el problema es que, en esos tiempos de incomunicación, pierdo la noción de por qué cosas está pasando el resto de la gente. No es algo que me guste, pero como no puedo estar en todos los lugares a la vez, no puedo hacer todo lo que quisiera al respecto.

Justamente estas cosas son las que me hacen que de verdad quiera tomar alguna acción al respecto de ellas. Va a ir dependiendo de la persona a la que quiera ayudar, pero el asunto es que no quiero quedarme echado en la cama quejándome de no tener nada que hacer si puedo, por lo menos, tener una conversación con alguien que le pueda dar ánimos. De alguna forma podré ayudar, supongo.

Sobre el día del joven visionario


Hay días más memorables que otros, y la mayoría de ellos lo son debido a algún acontecimiento importante ocurrido dicho día. Pero, ¿hasta que punto uno puede "planear" que un día x sea recordado por muchos años más?

Yo me imagino lo que tuvo que haber pasado hace unos cuantos años en algún lugar. Unos cabros que cachaban que estaban medios acorralados deciden perdurar a través de la historia y hacer que se hable de la causa. ¿Cómo lo hacen? de una manera dramática, con harta sangre, explosiones, con un Chuck Norris metido entre medio preguntando donde está Bruce Lee y, por supuesto, con animales exóticos y árboles que se mueven pegando latigazos con sus ramas pidiendo por favor que venga la primavera para que puedan recuperar rápido sus hojas que se empiezan a caer. Es el principio de la vejez, de la decadencia, ¡y ya estamos al aire en 31 minutos con un invitado especial: el joooooveeeen visionario!

Por supuesto que en la entrevista Tulio Triviño no quizo tocar el tema de farándula, así que sólo le preguntó "¿crees que eres más famoso que yo hoy en día?". Ante esa pregunta el joven dijo "por supuesto que no, ya que nadie recuerda mi nombre y no tengo ningún reloj RELOX como el que tienes tú; pero creo que la causa que defendía va a seguir perdurando por años y años". Ante tamaña respuesta, y en un arrebato de profesionalismo, Tulio le preguntó si acaso los encapuchados de hoy en día sabían por qué peleaban, a lo que el joven visionario respondió "44".

La entrevista terminó y el joven visionario se fue a su casa. Él sabe que se van a armar varios carretes en su honor y que va a poder tener su semana de juerga gratis, ya que varias personas lo van a querer celebrar. El cañazo después de esa semana va a ser terrible, pero la juerga todo lo vale, como siempre.

Cuando llegue el día, por supuesto, será una fiesta. Animales exóticos y fuegos articiales en las calles demostrarán que siempre se puede celebrar la llegada del año nuevo.



jueves, 20 de marzo de 2008

¡Otoño!


Hoy me enteré, de una manera bastante emotiva, de que comenzó el otoño, mi estación favorita del año. Sin embargo, desde que dejé Temuco, siempre extraño el otoño, ya que nunca termino de sentir que está realmente allí. Ese ambiente a humedad, pero sin mucho frío, con las calles llenas de hojas doradas, es algo que hace años que no logro ver aquí en Santiago. Es como si el otoño llegara a la fiesta, pero no participara.

Recuerdo que con un amigo hicimos una canción al respecto. Si este año nuevamente el otoño no aparece, la publicaré.

pd/ Al menos yo ando con la garganta mal, pero eso es más de invierno, ¿no?. Afuera hace mucho calor.

miércoles, 19 de marzo de 2008

¿Agripandome?


¿Tan pronto? recién parte el año y hoy amanezco con dolor de cabeza, el cuerpo débil y la garganta lo suficientemente mal como para que mi voz suene más grave de lo normal. Ahora hay que hacer almuerzo y partir a la U. Veremos si me da el cuero para jugar tenis y/o hacer algo productivo de Física. Si sigue así mañana tendré que quedarme en la casa parece.

domingo, 16 de marzo de 2008

Viaje


Estaba afuera del aeropuerto esperando a que me pasaran a buscar, cuando vi que venía un auto negro grande y dentro de él estaban el conductor, Víctor y Pablo, mis dos amigos. No los veía hace tiempo, y fue un agrado enorme verlos. Partimos, y a medida que avanzábamos me comencé a dar cuenta que estaba en París, ¡en París!. Era una sensación increíble, donde se respiraba una irrealidad propia de una caricatura, pero ahí estaba, en la ciudad de la luz.

Sin embargo, seguía sin saber donde ibamos. Mis amigos comentaban algo acerca de que ellos tampoco sabían; me preguntaban donde me iba a quedar y yo les preguntaba si acaso no me iba a quedar con ellos. El chofer era el único que sabía hacia donde avanzábamos y, tras pasar por un paso sobrenivel muy angosto y sin barreras, llegamos a una casa que se veía muy oscura y destruida. Yo miré con cara de desprecio, preguntándome si realmente me tenía que quedar allí. Avanzamos, y tras la horrible fachada se abría a nuestra vista un verdadero palacio, con tanta luz que nos hacía olvidar que era de noche. Dentro había una gran fiesta con muchos franceses en plan artista-refinado, donde sonaba una música muy relajada. Coronaba toda la imagen una escalera hermosa en forma de caracol, hacia la cual me sentí atraído de inmediato; una vez que llegué allí, con mucha incredulidad, la vi a ella: mi madre, vestida con un sweter rojo con cuello y con su pelo negro y corto. Ella irradiaba felicidad, estaba más bella de lo que nunca la había visto, y cuando la abracé y dejé fluir las emociones entendí qué estaba haciendo yo en Francia.

Y, como es obvio en estas situaciones, desperté para decirme "¿qué fue eso?" y seguí durmiendo, pero no pude recuperar la imagen.

jueves, 13 de marzo de 2008

Scream for me Chile!


El domingo pasado fue la culminación de una especie de "Maidenmanía" que se desató en nuestro país. Iron Maiden visitaba Chile por cuarta vez, la tercera con Bruce Dickinson en las voces, y además traía un show que contendría solamente clásicos. La efervescencia era gigantesca, y llegó a tal punto que las 28000 entradas se agotaron 50 días antes del concierto, algo completamente inaudito en un concierto de metal aquí. Todos esperábamos un brutal concierto, y los que habíamos visto el setlist llegábamos a soñar con cómo sonaría "Heaven can Wait" o "The rime of the ancient Mariner", de tal manera que la espera llevaba una ansiedad enorme asociada.

Pero para mí, al menos, este fue el concierto de Maiden al que que menos presté atención en el tiempo antes de él. De alguna manera estaba un tanto más ocupado que las otras dos veces que los había visto (2001 y 2004), ¡e incluso casi me quedo sin entrada! La ansiedad me atacó en la semana previa al concierto, donde comenzaba a recordar que, desde que escucho a la doncella (ya hace unos 9 años), soñaba con poder ver un concierto comenzar con "Aces High" y sentir toda esa adrenalina de estar en cancha con miles de personas esperando al estallido de la primera nota.

Y el día del concierto todo salió increíble. Después de una tibia partida de Lauren Harris (sí, la hija del jefe) y una espera de unos 40 minutos, se apagaron las luces y sonó "Transylvania" en los parlantes mientras las pantallas mostraban videos de lo que va de la gira. Inmediatamente después sonó la intro con un discurso de Winston Churchill, las primeras notas de Aces High... y la Pista Atlética estalló. En mi vida había cantado (perdón, gritado) con tanta emoción una canción como fue "Aces High"; era simplemente un sueño hecho realidad. De inmediato sonó "Two minutes to Midnight" y el "Scream for me Chile!" se escuchó por primera vez.

Ya con dos canciones tocadas toda la pista estaba entregada y los cánticos de apoyo a Maiden fueron tan fuertes que Dickinson no podía hablar; yo al menos nunca había visto que eso ocurriera en ningún concierto de Iron Maiden. Y es que el tipo estaba realmente emocionado, y no escatimó en halagos para el público chileno. Robándole el slogan a la radio Futuro, definitivamente no nos faltaba rock esa noche.

Después se fueron sucediendo clásicos tras clásicos. Todo era coreado, desde los solos de guitarras hasta los versos de las canciones, ¡y qué decir de los coros!. Pasaron "Revelations", "The trooper", "Wasted Years" y el ánimo no decaía. Cada canción llegaba más fuerte que la anterior y la banda sonaba al tope. Ya no recuerdo bien el orden, pero sonaron "The number of the beast", "Can i play with Madness?", y antes que tuvieramos tiempo de empezar a hacer un cántico de Maiden, sonaba la siguiente canción. Un momento espectacular fue cuando pasó "The Rime of the Ancient Mariner", que fue simplemente sublime. Inmediatemente después vino "Powerslave" para seguir con "Heaven can wait", y allí ver a un montón de fans arriba del escenario cantando el coro junto a Steve Harris me hizo recordar cuando veía el video "Maiden England" y sentí que se volvía a los 80, con la banda sonando como si tuvieran 20 años menos; la juventud del rock & roll le llaman algunos.

Después "Run to the Hills", "Fear of the Dark" e "Iron Maiden" (con el cyborg Eddie de tres metros de altura paseandose por el escenario y jugando con la banda incluído) terminaron la primera parte del show. En el bis, Dickinson siguió alabando al público chileno, pidiendo que le exigieramos a nuestras autoridades que terminen de reparar rápido el Estadio Nacional, porque Iron Maiden vuelve luego y vuelve a tocar allí, y la banda se alistó a tocar "Moonchild", con el problema de que la guitarra acústica de Dave Murray nunca sonó bien. Allí Dickinson la bautizó como "La guitarra de la Bestia", y comenzó a cantar Moonchild a capella con el público; luego comenzó la parte eléctrica del tema con toda la fuerz que tiene, para seguir con "The Clairvoyant" y dejar lo mejor para el cierre: "Hallowed be thy Name". Ésta última sonó impresionante, con 28000 gargantas cantando por todo el mundo y dejando en claro que no se corea Iron Maiden como se corea en Chile. Un enorme concierto, con muy sonido, con una banda entregada y extasiada por un público que, en palabras de Bruce Dickinson, "no tiene igual en todo el mundo".

Up the Irons!
¡Viva Chile!

domingo, 9 de marzo de 2008

Se viene se viene


¡Se viene Maiden!

En un ratito almuerzo y parto desde Viña a ver a Maiden. El set de la gira está buenísimo, sólo esperemos que la organización sea buena, que todo tenga buen sonido y que no quede la cagada no más.

¡Y parten con Aces High!

Ya, no sigo pensando mucho más en el concierto que la ansiedad va a matarme.

¡Pero se viene Maiden!

Saludos,
Cristian

domingo, 2 de marzo de 2008

Círculos, Espirales, Ciclos...


La nostalgia es algo que siempre nos acompaña por la vida. Miramos hacia atrás y encontramos muchos momentos y personas que nos gustaban y que, a veces, nos siguen gustando. También muchas veces echamos de menos y queremos volver a ciertos instantes, a estar donde estabas hace algún tiempo.

¿Pero qué pasa cuando las personas o algo de las situaciones vuelven? ¿Volvemos súbitamente, a donde estábamos? ¿recuperamos lo que no teníamos? Creo que, si hemos sido capaces de crecer en los momentos en que no las tuvimos, evidentemente no recuperamos todo lo que teníamos antes. Y es que esa es una de las gracias de la vida: que mañana puede ser un día distinto que hoy, y eso no es ni bueno ni malo, simplemente es, y lo único que uno puede hacer es tratar de disfrutar todo lo posible.

Todo se mueve, y a veces te das cuenta de que las cosas se están moviendo, y te gustaría llevarlas para algún lugar. Hoy me niego a hacerlo, hoy simplemente pienso "ojalá salga algo bonito, porque intentaré de hacer lo posible para que así sea". Hoy solamente digo "bienvenida de nuevo como sea que vengas"